UN DEPORTIVO CAMUFLADO: EL ORIGEN DEL MINI COOPER
Alec Issigonis era buen amigo de John Cooper, uno de los constructores líderes de coches de carrera, mucho antes que hiciera los primeros esbozos del Mini. John Cooper adquiría motores Morris para montarlos en su coche de carreras de la Fórmula Junior. Por ello, el director técnico Issigonis solía dirigirse a él para consultarle sobre temas de construcción de motores.
Por esa razón, John Cooper estuvo involucrado desde el principio en el trabajo de desarrollo del Mini.
En la medida en que el proyecto fue tomando formas concretas, Cooper estuvo seguro que ese coche cumplía una serie de criterios que él hacía tiempo que planteaba: disponer de un coche que sirviese de base para un deportivo con el fin de competir con el Lotus Elite de la época. Cooper lo había intentando antes con un Renault Dauphine equipado con un motor Conventry Climax, pero la maniobrabilidad del coche no fue idónea. Apenas dispuso del nuevo coche pequeño, empezó con su preparación. En 1959, al volante de uno de los primeros Mini Cooper y acompañado por su piloto Roy Salvadori, emprendió el viaje a Monza hacia el Gran Premio de Italia.
Y el viaje como tal ya se transformó en una carrera, ya que al mismo tiempo había partido hacia Monza el conocido piloto Reg Parnell con su Aston Martin DB4. El Cooper llegó a Monza con una ventaja superior a una hora, por lo que el constructor de coches de carrera vio confirmada su convicción que el Mini disponía de las cualidades necesarias para la competición automovilística.
Primera edición: 1000 Mini Cooper.
Cooper se dirigió a Issigonis, proponiéndole desarrollar un pequeño GT en base al Mini. Sin embargo, Issigonis seguía considerando que el Mini no era más que un coche económico y popular. Pero John Cooper insistió.
Se puso en contacto directamente con George Harriman, jefe de BMC.
La British Motor Corporation (BMC) se habia creado en 1952 mediante la fusión de diversos fabricantes británicos de automóviles, e incluyó las marcas Austin, Morris, MG y Wolseley. Harriman se dejó convencer y aprobó la construcción de una pequeña serie de 1000 Mini Cooper, simplemente para ver cómo reaccionaba el mercado.
El motor no debía superar los 1.000 cc. Por ello, Cooper compensó el aumento de la carrera de 68,3 a 81,3 milímetros, reduciendo el diámetro de 62,9 a 62,4 milímetros. Este volumen, multiplicado por los cuatro cilindros, sumó exactamente 997 cc. Además, aumentó la compresión de 8,3 a 9,0 y montó válvulas de admisión más grandes y una tubuladura de escape doble. Adicionalmente amplió el diámetro del escape y reforzó el cárter del cigüeñal para compensar el aumento de potencia. Además, Cooper modificó la relación de las marchas de la caja de cambios, para conseguir una velocidad punta superior en cada una de ellas. La potencia del motor aumentó a 55 CV, pudiéndose alcanzar una velocidad punta de aproximadamente 130 km/h. Y para emparejar los frenos con la mayor potencia, montó discos Lockheed de 7 pulgadas en las ruedas delanteras. Para muchos pilotos de competición, este coche fue el coche que habían estado esperando.
Los éxitos obtenidos desde el principio, terminaron por convencer a BMC.
El exitoso motor: 1.071 cc y 70 CV.
También Issigonis cambió de opinión y trabajó junto con John Cooper para desarrollar la siguiente fase de preparación del coche. John Cooper supo cómo hacerlo, gracias a las experiencias que había acumulado en la Fórmula Junior: cilindros de carrera corta y gran diámetro, y pernos más resistentes para el montaje de la culata. Por ello, los ingenieros eligieron el motor de 848 cc para que sirviera de base para el Cooper S. Mantuvieron la carrera de 68,2 milímetros, pero ampliaron el taladro a 70,6 milímetros, llegando hasta el límite de lo posible. De esta manera, Cooper alcanzó dos objetivos: la cilindrada de 1.071 cc se mantuvo por debajo del límite de los 1.100 cc de la categoría y, además, la carrera más corta permitía revolucionar más el motor. Concretamente, este propulsor tenía 70 CV a 6.200 r.p.m., y las revoluciones máximas fueron de 7.200 r.p.m.
La mayor potencia permitió alcanzar una velocidad máxima superior, por lo que John Cooper también optó por mejorar los frenos. El diámetro de los discos aumentó a 7" pulgadas, además de montarse un sistema servo para el accionamiento de los frenos. En aquellos tiempos, este tipo de frenos sólo lo llevaban coches m·s grandes y caros. Pero el Mini Cooper hizo de precursor, por lo que también otros coches de categorías pequeñas empezaron a utilizar este tipo de frenos.
Fabricación durante 10 años, pausa durante 19 años: el renacimiento del Mini Cooper.
El Mini Cooper original se fabricó durante exactamente diez años, con sólo pocas variaciones, entre los años 1961 y 1971. Lord Stokes decidió no seguir fabricándolo en el año 1971. Pero la demanda mundial no disminuyó.
John Cooper empezó a vender kits de preparación, que se vendieron muy bien, especialmente en Japón. El Rover Group, entretanto a cargo del Mini, le pidió a Cooper que ofreciera esos kits también en el mercado nacional y allí fueron todo un éxito. Rover vio las oportunidades que ofrecía el mercado y volvió a fabricar el Mini Cooper en 1990. Hasta el final de la producción del Mini se fabricaron varias versiones del Mini Cooper en Longbridge.
John Cooper Garages fabricó, además, una pequeña serie limitada de Editions en base al Mini Cooper S, por ejemplo las ediciones Gran Prix, Sport 5, Cooper S touring y una versión con motor de 90 CV. Y, por supuesto, seguía ofreciendo kits de preparación